El entrenador de Los Pumas, Daniel Hourcade, pasó por Rosario, donde brindó una extensa entrevista al diario La Capital. Entre sus respuestas más jugosas, mostró autocrítica sobre varios aspectos como por ejemplo haber puesto como objetivo resultados por encima del juego. Además, dijo que la falta de confianza de los Jaguares se trasladó a Los Pumas.
La entrevista completa publicada en La Capital
-Fue dura tu valoración del año Puma después del último partido con Inglaterra (derrota 27 a 14). ¿Mantenés ese análisis con el paso de los días?
-En primer lugar pienso que ha sido un año de aprendizaje. Pero creo que había muchas expectativas, todos las teníamos después del Mundial (4º puesto el año pasado) y era lógico. Además íbamos a participar del Súper Rugby por primera vez (con la franquicia Jaguares). Pensamos tener otros resultados y no se dieron. Lamentablemente hemos cometido ahí uno de los tantos errores. Porque no hubo un problema este año, hubo muchos pequeños problemas de distinta índole y de los cuales hay que separar a los jugadores. Pero uno de los ellos fue ponernos objetivos con resultados, que nunca lo habíamos hecho. Nosotros siempre hablábamos de juego y apuntábamos a mejorarlo. De la consecuencia de ese juego venía el resultado. Este año pusimos como objetivos resultados y cuando no se dieron apareció la frustración, la cabeza se cae. Fue un error porque aumentamos la presión en un momento que no era importante.
-¿Ese fue el desacierto más grave?
-Sí, me parece que entre tantas cosas ese fue uno de los temas. Después tuvimos problemas de metodología, como los viajes. A la teoría la sabíamos, pero de la teoría a la realidad hay un trecho grande y la sufrimos. Los jugadores que más jugaron este año fueron tres, con 25 partidos (Nicolás Sánchez, Agustín Creevy y Martín Landajo; aunque Tomás Cubelli jugó 28 en la franquicia de Brumbies). No es un número alto, no es un desgaste tremendo, es un muy buen número para un jugador de alto rendimiento. No estaba por ahí el problema, sí en el tema de los viajes, a los que tenemos que habituarnos, estamos lejos de todos, lo sabíamos, hay que entender más y acomodar las cosas para que las cargas no sean tan fuertes y repercutan en los partidos (tanto de Jaguares como en Pumas). Estamos analizando un montón de situaciones. Algunas se corregirán, otras tal vez no y quizás aparezcan nuevas. Es un camino nuevo.
-¿El asunto es más organizativo?
-Tiene que ver con todo: con la organización, la rotación, la metodología y el entrenamiento. No podés entrenar igual de local, cuando estás instalado, que cuando estás en tu primera semana de viaje, porque la intensidad es baja, la segunda está en la mitad y la tercera es alta. Y nosotros teníamos diagramado todo igual. Repito, pequeñas cosas, no sólo un problema que gracias a Dios hemos detectado. Estamos iniciando un camino largo. A ver, cuando empezó Rebels, la franquicia de Australia en Súper Rugby, perdió todos los partidos. Force ganó uno solo o por ejemplo Highlanders estuvo 20 años para salir campeón. Con cinco franquicias cada uno de esos países, nosotros tenemos una, estamos empezando. Tampoco es todo malo, hay muchas cosas positivas. Las estadísticas de las cosas que hicieron Los Pumas en el Rugby Championship son tremendas: es el equipo que más quiebre tiene, el que más offload tiene. Después están segundos en todos los otros rubros, pero tuvimos muchos problemas en defensa. Hay una serie de cosas buenas y otras tantas por corregir. No es para preocuparse pero creo que todo este ruido tuvo que ver con esas expectativas que nos hemos generado todos.
-¿Vos no considerabas que podía venir un bajón post Mundial?
-No. Yo pensaba que no iba a ser fácil pero no que nos iba a impactar mal en el resultado, esperábamos ganar más partidos en la franquicia (Jaguares) y en Los Pumas. No lo hicimos y eso terminó siendo una carga muy pesada. En el último partido los jugadores estaban muy pesados (y frunce el ceño para darle tono al discurso). Fue una presión extra sin sentido. Era un año en el que no sabíamos qué estábamos haciendo, deberíamos haber sido más cautos y no lo fuimos.
-¿Eso lo ves ahora con los resultados puestos o lo notaste con el correr de las semanas?
-Sí, lo vas viendo cuando te preguntás qué está pasando. Te planteás clasificar a los play offs en la franquicia y al cabo de la mitad del torneo te das cuenta que no llegás, entonces te frustrás.
-¿La confianza de los Jaguares pegó inevitablemente en Los Pumas?
-Claro, son los mismos jugadores. Hay cosas que hacemos que son distintas pero son los mismos jugadores, no le busquemos la quinta pata al gato, no la hay. Tenemos estos jugadores y todos los que son Pumas necesariamente son franquicia. No es que «ahora soy Puma, cambia mi cabeza». ¡No! Los jugadores vienen golpeados. En el Rugby Championship empezamos bien con Sudáfrica allá, vinimos acá y perdimos un partido con Australia en el que no estábamos tan mal y toda la expectativa se nos cayó en esta gira de fin de año. Fue muy pesado perder con Gales (24 a 20), muy pesado. Nos destruyó. Porque si analizás eran los tres partidos ganables (también cayeron con Inglaterra y Escocia) y al menos uno con Australia en el Rugby Championship, eso hubiese sido lo lógico, era lo que nos habíamos propuesto. Y cuando no lo vas consiguiendo… Nos pasó en la franquicia, en el Championship y ya en noviembre había que levantar el ánimo con una grúa.
-Después de uno de los partidos dijiste que viste a tus jugadores en el vestuario con la cabeza gacha, ¿cómo salir de esa situación preocupante?
-Nada. Es una cuestión mental. Vos podés decir que físicamente están agotados, pero sí, todos los equipos del Hemisferio Sur están agotados. De hecho Nueva Zelanda la única vez que pierde es en noviembre, siempre pierde en noviembre. Por un lado hay agotamiento, lógico. Pero para los jugadores de alto rendimiento entrenados, preparados, jugar 25 partidos es un número perfecto. Los chicos de los clubes de Tucumán, por ejemplo, juegan entre torneo y selecciones casi 38 partidos, es tremendo, una locura, son amateurs. Para estos que son profesionales 25 partidos sobre 28 posibles es un número razonable. Bueno, está el tema de los viajes pero hay que habituarse, no hay que volverse loco y nuestros jugadores tienen que entender que esta es la vida que les toca, se tendrán que adaptar rápido. Pero lo van a hacer, creo que mucho tiene que ver con los resultados.
-La indisciplina fue un tema del que hablaste mucho en el año, ¿pensás que se dio por esa desesperación de conseguir resultados?
-Exactamente. Nosotros tenemos eso de querer hacer todo rápido, definir inmediatamente y forzamos situaciones, cometemos infracciones, no tenemos paciencia. Eso es muy latino. Los anglosajones son más estructurados, tienen más paciencia, eso es idiosincrasia por un lado y experiencia por el otro. Se cometían errores infantiles que nada tenían que ver con el nivel del partido que se estaba jugando.
-En su momento cuando hablabas del juego, de tu propuesta, decías que en parte era porque estabas harto de las derrotas dignas, que había que salirle a jugar a los grandes para ganarles. ¿Hay algo que te harte en este presente?
-No. Este es un momento de replanteos, de acomodarnos. Algunos hablan de que este es un juego obsoleto y no es para nada obsoleto (risas). Cuando logramos ponerlo en práctica bien quebramos, de hecho las estadísticas lo marcan, somos el equipo que más veces quebró a las defensas adversarias. Hace no mucho tiempo atrás quebrar una vez a Nueva Zelanda era todo un logro, ahora lo hacemos nueve veces por partido. Después no definimos, ese es otro problema, o no tenemos buena defensa, pero el sistema no es obsoleto ni mucho menos. Aparte tenemos tantas variantes… No está mal eso. Lo que pasa es que cuando cometemos tantos errores le damos el protagonismo al rival. ¿Cómo nos ganaron Inglaterra, Escocia y Gales? No haciendo tries, por infracciones nuestras. Eso es inexperiencia. Y hay otra realidad: hay jugadores que recién salieron de sus clubes.
-El famoso tema de la base…
-Nos piden agrandar la base pero, ¿cómo?, ¿van a jugar 5 partidos cada uno? El problema no es agrandar la base, porque de hecho tenemos una base grande, de 78 jugadores, el problema es dónde los ponés a competir. Porque Argentina XV compite, pero lo hace en un segundo nivel, eso no alcanza. Cuando pasás de jugar con Uruguay a jugar con los All Blacks el cambio es grande. Sí genera una competencia interna, pero no más que eso.
-¿Lo ideal sería tener otra franquicia que alimente a Los Pumas? ¿Se está lejos?
-Sí, los otros países que compiten con nosotros en el Hemisferio Sur tienen cinco. Pero es esto. Ojalá en 2020 tengamos una segunda, cada franquicia cuesta 15 millones de dólares, no tenemos esos recursos, es muy difícil. Insisto igualmente, estamos empezando un camino, estamos muy preocupados porque teníamos expectativas distintas pero no es que estamos en terapia intensiva. Estamos en terapia intermedia y sabiendo las cosas que se hicieron mal.
-Igualmente habrás sacado cosas positivas del año…
-Muchísimas. El crecimiento de los jugadores es innegable, los que más han jugado lo han hecho en un altísimo nivel y eso te hace crecer. Los mismos errores los hacen crecer. Cometer errores no es el problema, sino no aprender de ellos. Y generalmente aprenden. Después hay muchas cosas del juego en general en las que se ha mejorado.
-¿Cuál es el objetivo 2017?
-Mejorar. En el 2016 era aprender. El objetivo mayor está en el 2019 (Mundial de Japón). Ahí tenemos que llegar de la mejor forma. No tenemos licencia en 2017 y 2018 pero sí tiempo para ir corrigiendo muchas cosas.