Es rugby aunque se juegue con un balón redondo y no ovalado. Lo es también pese a que el scrum, el line out, el maul y el ruck no figuren en el vocabulario propio de esta disciplina.

Es rugby aunque combine elementos no sólo de ese juego sino además del vóley, del hockey y del básquet.

El quad rugby (a él nos referimos) es rugby fundamentalmente porque su espíritu es el mismo.

Porque la esencia de uno y otro es igualmente la disciplina, el control, el respeto mutuo, el sentido de la disputa limpia y la vocación irreductible de forjar un espíritu de fraternidad, dentro y fuera de la cancha.

El quad rugby es un deporte en silla de ruedas concebido para cuadripléjicos. Es decir, para personas que sufren parálisis total o parcial de brazos y piernas.

Lo inventaron en 1979 un profesor y dos alumnos con discapacidad motriz de la Universidad de Manitoba, Canadá; lo denominaron murderball (balón asesino) debido a la naturaleza agresiva de la propuesta.

Llegó a la Argentina alrededor de 2000 y en septiembre de 2012 arribó a Córdoba de la mano de la Fundación Rugby Amistad.

En la Docta

“El ‘profe’ Gabriel Fedrizzi fue quien incorporó y desarrolló este deporte desde la Dirección de Discapacidad de la Municipalidad de Córdoba y Diego Raposso, el primero en practicarlo en la provincia”, destaca Pablo Senna (34).

Este joven entrenador es quien conduce a Los Dogos del Club Municipalidad, como se denomina el equipo local de rugby sobre ruedas, con sede en el polideportivo de barrio General Paz.

Es una de las cuatro formaciones que existen en el país y la única en esta provincia. Hay otra en Santa Fe y dos en Buenos Aires.

En la actualidad a los Dogos lo integran siete jugadores que se reúnen los lunes, miércoles y viernes, de 20 a 23, en el gimnasio cubierto del establecimiento deportivo de Roma 155.

Cada entrenamiento es una cita con el deslumbramiento para el director técnico y quienes siguen las alternativas como meros espectadores.

“Ver a estos muchachos desarrollar la actividad con tanta vitalidad es maravilloso y muy estimulante porque resulta difícil que alguien que sufrió un accidente terrible y tenga que usar silla de ruedas para movilizarse quiera salir de su casa”, se sincera Senna, conductor del grupo desde hace seis años.

Sentido de pertenencia

Mariano Gastaldi (33) es el capitán de los Dogos y practica rugby adaptado desde hace cinco años.

“Tener un grupo de pertenencia con personas que tienen las mismas dificultades físicas que vos, que han pasado experiencias similares a uno y que enfrentan a diario cosas parecidas a las tuyas, ayuda mucho”, explica el alma mater de la “jauría”.

“Este espacio es único, una escuela de aprendizaje permanente donde además podemos practicar un deporte competitivo y alimentar los sueños”, comenta el caudillo.

“Pitu” (tal su apodo) cuenta que a los 16 años tuvo un accidente en su casa mientras practicaba un truco de roller en rampa.

“Me pasé de rosca en un salto desde una pérgola, me desmayé en el aire y golpeé contra el fondo de la pileta, pese a que tenía agua”, cuenta y trae a la memoria ese instante fatídico.

La desgracia le rompió varias vértebras pero no le quebró la voluntad: terminó el secundario, se recibió de ingeniero en telecomunicaciones y hoy trabaja en el área técnica del Poder Judicial de Córdoba.

Además, entrena fuerte en el polideportivo General Paz para mantener la capitanía del equipo y la titularidad en el seleccionado argentino de quad rugby, al que fue convocado en 2014.

Otro par de dogos también integran el representativo nacional: Lucas Camussi (34) y Mauro Castro (28).

“Empecé a practicar en 2014. Un día me invitó a jugar ‘Pitu’ (con quien tengo amigos en común) y me enamoré de este deporte en el acto; desde entonces sigo entrenando sin parar”, cuenta Lucas.

Su discapacidad es consecuencia de un accidente que sufrió hace 16 años durante unas vacaciones en Brasil.

“Me tiré de cabeza una zambullida al mar y golpeé con la cabeza en la arena del fondo. Tuve una lesión medular incompleta que me dejó sin tres miembros: las dos piernas y un brazo”, precisa.

Al igual que Gastaldi, la discapacidad no le impidió seguir estudiando. Completó el secundario y se recibió de arquitecto.

“Nosotros sufrimos mucho en la sociedad porque hay bastante discriminación y el entorno no es muy amigable”, cuestiona Lucas. “Por eso cuando entrás en un mundo donde todos están en tus mismas condiciones, empezás a ver las cosas de una manera distintas y a aprender de los demás en las situaciones cotidianas que compartís con ellos”, explica.

“Nosotros los dogos nos sentimos como hermanos”, resume.

Mauro Castro es sanjuanino y practica rugby en silla de ruedas desde hace tres años cuando se vino a estudiar abogacía a Córdoba; en 2016 fue convocado al seleccionado nacional.

A diferencia de “Pitu” y Lucas, su cruadriplejia devino, hace 12 años, de “una especie de infarto medular relacionado a una malformación de nacimiento”, explica.

“El deporte adaptado en general para una persona con discapacidad tiene una incidencia íntegra en su calidad de vida”, asegura.

“Vengo acá tres veces por semana y cuando no entrenamos por algún motivo me empieza a doler la espalda, doy vueltas por casa sin sentido y me gana la ansiedad”, comenta.

El “Negro”, como lo llaman sus compañeros de equipo es el jugador “distinto”.

Su destreza en el manejo de la silla de ruedas, su velocidad mental y sus condiciones como estratega se observan a simple vista.

“Preguntale a Mauri si es consciente de que es el mejor de todos; el ‘Negro’ busca el estrellato aunque lo disimule”, bromea “Pitu”.

“¿Qué se siente ser el mejor?”, le preguntamos para seguir la chanza. Mauro sonríe, se sonroja y responde.

“Acá nadie es mejor que nadie. Todos somos iguales porque hemos sido capaces de darnos la oportunidad de practicar este deporte, que nos permite superarnos a diario y seguir soñando”, concluye.

Reglas

Equipo. Está integrado por cuatro jugadores en cancha.

Mixto. En el equipo puede haber hombres y mujeres.

Escenario. Se juega en una cancha de básquet.

Sin “H”. La línea de gol se ubica en cada extremo de la cancha y es marcada por dos conos.

Duración. El partido se divide en cuatro tiempos de ocho minutos cada uno.

Balón. Se juega con una pelota de vóley.

Pases. La pelota puede ser pasada, tirada, bateada, rebotada o transportada en cualquier dirección.

Tiempo. El equipo ofensivo tiene 10 segundos para poner la pelota en juego y 15 segundos para pasar la mitad de cancha.

Posesión. Cada jugador puede tener la posesión del balón hasta 10 segundos. Antes de que se venza el tiempo debe hacerlo picar al menos una vez y pasarlo a un compañero.

Gol. El gol es concedido cuando un jugador ofensivo en posesión del balón toca la línea de gol entre los conos con cualquiera de las dos ruedas de la silla.

Silla. La silla de rugby adaptado es distinta a la convencional. Es más robusta y cada jugador tiene una propia de acuerdo a sus características físicas.